La Estancia

La estancia posee un entorno agradable  donde habitan una amplia variedad de aves, laguna natural, la que surge de un afluente del Río Santa Lucía, playa de arena del mismo río, cascada natural sobre un manto de piedras en su mayoría geométricas y monte indígena.

Toda la orilla del río se encuentra bordeada por un espeso monte natural de gran riqueza forestal.
La belleza del paisaje, la tranquilidad que domina la zona y su naturaleza tan pura, invitan al visitante a recorrer y disfrutar de un entorno alucinante.
Las aves recorren el paisaje tranquilas, sabiendo que son parte del mismo y que nada ha cambiado con el correr del tiempo. El creador parece haber detenido el tiempo para permitirnos disfrutar de todo lo bello que en este lugar existe …

Un destino que vale la pena conocer

Sus propietarios Carmen Passarella y Joselo Hernández  atienden personalmente a sus huéspedes pues disfrutan y se alegran en recibir y compartir este estilo de vida que valora el campo y la inmortalidad de lo antiguo.
La estancia posee un entorno agradable  donde habitan una amplia variedad de aves, laguna natural, la que surge de un afluente del Río Santa Lucía, playa de arena del mismo río, cascada natural sobre un manto de piedras en su mayoría geométricas y monte indígena.
Toda la orilla del río se encuentra bordeada por un espeso monte natural de gran riqueza forestal.
La belleza del paisaje, la tranquilidad que domina la zona y su naturaleza tan pura, invitan al visitante a recorrer y disfrutar de un entorno alucinante.
Las aves recorren el paisaje tranquilas, sabiendo que son parte del mismo y que nada ha cambiado con el correr del tiempo. El creador parece haber detenido el tiempo para permitirnos disfrutar de todo lo bello que en este lugar existe

 

Lo que nos distingue del resto

Nada interrumpe el sonido del agua corriendo entre los guijarros, y algún pez que salta jugueteando con la corriente mansa, le pone el toque distinto a la mañana.


Pasar unas horas, unos días en el Ceibo es trasladarse a la vida de una estancia por el 1800 y tanto; comida casera, cocina a leña, huerta en el fondo, muchos dormitorios, baños grandes, galpones de portones, y techos bajos para entrada de carros y carretas, patio interior protegido por una glicina que ya cumplió sus 150 años.


La casa sirvió durante muchos años de sede a un juzgado que prestaba sus servicios en esa zona de campaña, donde se inscribían nacimientos, se llevaban a cabo casamientos y en algunos domingos se oficiaba misa en el patio central, haciendo que se reuniera la gente de la zona que llegaba a para el día entre casamientos, bautismos y misas.


Hace algunos años, se decidió hacer de éste un hogar permanente y volver a dar vida a sus gruesas paredes, ahora con las comodidades del presente pero siempre respetando «su majestuosa antigüedad».
Atendiendo a cumplir con ese deseo, se ha buscado y guardado en la memoria para no dejar morir lo que es parte de la historia del país y reconstruir un pasado de singular valor.

 

Toda la orilla del río se encuentra bordeada por un espeso monte natural de gran riqueza forestal.
La belleza del paisaje, la tranquilidad que domina la zona y su naturaleza tan pura, invitan al visitante a recorrer y disfrutar de un entorno alucinante.


Las aves recorren el paisaje tranquilas, sabiendo que son parte del mismo y que nada ha cambiado con el correr del tiempo. El creador parece haber detenido el tiempo para permitirnos disfrutar de todo lo bello que en este lugar existe ..